jueves, 6 de junio de 2013

La primera, la mejor (en el año 2008)


I

Con la intención de pasárnoslo bien mi marido y yo decidimos explorar nuevas fantasías y hacerlas realidad, nuestra intención era encontrar una chica guapa y sexy para que pudiéramos disfrutar los dos con ella. Comenzamos nuestra búsqueda por multitud de chats, que fue infructuosa, por cierto, porque por el camino encontramos de todo un poco excepto lo que buscábamos. Así que dispuestos a descubrir nuestra sexualidad decidimos arriesgarnos en ampliar nuestro perfil de exigencia y pasar de buscar solo chicas a parejas que fueran más o menos de nuestra edad y que tuvieran nuestros gustos.  Conocimos mucha gente y lo pasamos bien con algunas de ellas, los dos nos dimos cuenta de nuestra bisexualidad y aprendimos a conocer nuestras debilidades, aprovechar nuestras fortalezas y crear nuestra complicidad. Me gustaría compartir con vosotros una aventura en especial que muchas veces nos hace viajar en el tiempo para recordar lo bien que lo pasamos entonces.

II

Después de muchas noches de chatear y buscar algo interesante en la página web de parejas a la que estábamos apuntados, un día encontré una chica con la webcam conectada que no mostraba su cara y llevaba una excitante bata de noche de leopardo con satín negro, su firme pecho estaba casi al descubierto y dejaba ver un poco de sus largas y tersas piernas. Extrañada, seguí interesada en aquella chica porque en esta página casi siempre en los perfiles de parejas solían ser los chicos los que estaban conectados, decido saludarla y para mi sorpresa me contesta con un "hola" un poco frio, le pregunto si le apetece hablar conmigo y ella me contesta que sí, pero en privado, y decidimos seguir la conversación por messenger. 

Una vez conectadas empecé a chatear con ella con curiosidad  y a hacer las preguntas típicas de este tipo de encuentro, la intención de las dos era saber si éramos compatibles y al final parece que así fue, buscábamos lo mismo.  Esa noche nos pusimos muy calientes las dos,  nos enseñamos los pechos mientras nos describíamos mutuamente lo que nos gustaría hacernos si estuviéramos juntas, nos pusimos a tope de excitación pero decidimos que queríamos dejarlo para otro día y conocernos los cuatro por chat y así fué. Esa noche antes de ir a la cama le comenté a Alfonso sobre esta pareja, no parecían españoles por su forma de expresarse,  le describí a la chica y lo caliente que nos pusimos,  mi relato nos puso a tono y terminamos enredados en la cama, disfrutando de un sexo apasionado y lleno de fantasías.

Después de muchos días enviándonos mensajes e intentando encontrar un hueco donde pudiéramos coincidir los cuatro, lo logramos. Así que quedamos en el chat  un poco tarde porque teníamos que hacerlo después de meter en la cama a los niños y ellos también a los suyos. Nos arreglamos y nos pusimos excitantemente guapos para causarles buena impresión, ellos también estaban vestidos para la ocasión y  comenzamos la conversación de nuestro primer ciber-encuentro. Primero chateamos nosotras, Natasha y yo, y luego ellos, John y Alfonso, después de intercambiar impresiones mi chico estaba  ya súper caliente,  tenía la polla muy tiesa y nos pidieron a las chicas que enseñáramos un poco y así lo hicimos. Empezamos enseñando los pechos las dos muy sensuales, luego el tanga que mi marido me quitó y casi a penas sin que yo me diera cuenta ya estaba desnuda delante de la cam, al igual que Natasha que comenzó chupándole la polla a John. Era muy excitante ver que al otro lado de la pantalla había dos personas que hacían el sexo y se excitaban con nosotros,  después de un rato, cuando sentí que el pene de Alfonso estaba a punto de estallar, le bajé la cremallera, le desabroché el pantalón y se la saqué mientras le masajeaba la punta lubricada y suave,  me levanté, me puse delante de él, me di la vuelta y tras inclinarme hacia adelante me la metí en el coño que lo tenía chorreando. Seguíamos los juegos de Natasha y John por la pantalla, excitados por lo que nos mostraban no aguantamos mucho rato, nuestro nivel de excitación era tan alto que nos pegamos una corrida que nos dejó sin fuerzas y ellos también se corrieron con mucho ruido. Solo nos dio tiempo a despedirnos de forma apresurada.

III

Puede experimentar otras veces esta primera experiencia ciber-sexual pero no con tanta intensidad ni tan excitantemente,  yo antes no llegaba a entender a la gente que practicaba el ciber-sexo dado que me parecía una forma fría y demasiado poco morbosa de practicar el sexo. Después de unos días vi en mi correo un mensaje de Natasha con su número de teléfono para que le llamara y así lo hice. Fue una llamada muy rápida a media mañana, sin más comentarios quedamos el sábado siguiente para cenar y conocernos en persona.

Ellos vivían un poco lejos de nuestra casa así que lo arreglamos todo para dejar a los niños colocados y ponernos en camino temprano. Quedamos en un pueblo cercano al suyo para tomar algo y como casi siempre llegamos temprano, nos gustaba mucho vivir esos momentos antes de conocerles, explorar el lugar y hablar sobre los límites que a veces nos poníamos para que todo fuera bien. Cuando nos dimos cuenta del tiempo, era un poco tarde, empezamos a mosquearnos, llegamos a pensar que no se presentarían como ya nos había pasado con anterioridad con otras parejas, así que les llamamos para saber el motivo de su tardanza y nos comentaron que estaban llegando. El encuentro se produjo en una calle del pueblecito donde dejamos nuestro coche, ellos nos invitaron al suyo para así poder ir los cuatro  juntos. Recorrimos las calles del pueblo buscando un sitio tranquilo donde poder hablar y John se decidió por un restaurante que conocía pero estaba lleno aun así entramos, fuimos a la parte baja y decidimos quedarnos, pedimos algunas cosas para picar y beber, durante nuestra estancia allí hablamos de muchas cosas pero no sobre lo que nos interesaba. Pagamos la cuenta y nos fuimos, al salir de allí ellos nos preguntaron si queríamos ir a su casa a tomar una copa, mis ojos buscaron los de Alfonso,  vimos los dos en nuestras miradas la respuesta,  decidimos ir. Fuimos hacia nuestro coche, nos subimos y les seguimos hasta su casa.

IV

Al llegar nos instalaron en el salón y nos ofrecieron algo de beber, pusieron algunas cosas para picar, bajaron la luz y él se encargó de poner algo de música, comenzamos a hablar y decidimos hacer una partida de strip-póker, sentados en la alfombra.  Como era de imaginar las chicas éramos las que más prendas perdíamos así que en poco tiempo estábamos casi desnudas, solo nos quedamos con los tangas, en cambio los chicos aún conservaban algo más de ropa. El juego fue muy excitante, yo me fui poniendo cada vez más caliente hasta que llegó el momento en que decidí romper el hielo y comenzar a juguetear con Natasha con la mirada encendida de los chicos. 

Le empecé a acariciar los senos, le bese el cuello, luego mis gruesos labios se juntaron con los suyos, finos y suaves, sintiendo el calor de su aliento y la respiración agitada que de su pecho salía, ella me tocaba mis morenas e hinchadas areolas muy tímidamente, luego me levanté un poco para que pudiera introducir mis pezones en su boca, me encantaba que los chupara. Eché un vistazo de reojo a John y a Alfonso que estaban disfrutando viendo todo lo que hacíamos sentados en el suelo encima de la alfombra negra que nos sostenía a los cuatro, comenzaron a sacar sus miembros viriles que estaban a punto de estallar dentro de sus calzoncillos y empezaron a masajearlos como si se tratara de algo muy delicado, era muy provocador verles, tanto que no pude esperar más y me abalancé sobre mi marido con ojos encendidos de deseo. Lo besé y le pregunté si le gustaba el juego que habíamos empezado y me contestó que sí, que se había puesto muy caliente, entonces yo di rienda suelta a mi fogosidad. Natasha y John se juntaron en un largo beso aderezado con sus manos juguetonas que tocaban todas las partes de sus cuerpos.

Nosotros mientras tanto continuábamos con nuestros quehaceres sexuales. Después de un rato decidimos darle un poco de vidilla a nuestro juego así que mi marido me dijo que me acercara a John, así lo hice mientras tanto él fue por detrás de Natasha empezando a acariciarla, poco a poco ellos se fueron acoplando a nosotros, yo terminé con John encima de un sofá y Alfonso con Natasha  en el otro. Ver como mi marido y ella se abrazaban y se tocaban entrecruzándose sus cuerpos con caricias, manoseos y besos, me estremeció produciéndome  una sensación especialmente agradable que antes no había sentido nunca. Les vi tocarse, palparse las nalgas y como mi marido le metía la mano por dentro de su pequeño tanga mientras escuchaba sus gemidos de placer, él le masturbaba su clítoris hinchado y excitado, masajeándole al mismo tiempo la vulva e introduciéndole los dedos en la vagina, todo ello me llenó de tanta excitación y deseo que me decidí a hacer algo que nunca antes había hecho, fallarme al chico de la otra pareja.

V

Comencé a tocar y besar su polla tiesa y gruesa mientras John me acariciaba las nalgas apretándolas y dándome placer, fue entonces cuando yo sentí el ardiente impulso de sentir su polla bien metida dentro de mi vagina, que me penetrara con su exuberante pene, se puso un preservativo y me penetró con su verga, sentí mucho placer pero, desgraciadamente, duró poco tiempo ya que él no estaba acostumbrado a usar condones y me la sacó pidiéndome disculpas. Le dije, naturalmente, que no pasaba nada y el continuó tocándose su pene poniéndoselo otra vez bien erecto. John siguió masturbándose mientras daba instrucciones a Alfonso de cómo hacer correr a Natasha. Después de un rato de gemidos y jadeos la anfitriona llegó al clímax, cosa que me puso aún más caliente todavía. Entonces, tiré del brazo de mi marido, le  acerqué a mí, lo tumbé en el suelo y me coloqué encima suyo  metiéndome su rabo dentro de mí, comencé a cabalgar y no paré hasta que mi cuerpo y el suyo se estremecieron encontrándose en un orgasmo perfecto y sudoroso.

Natasha se aferraba a John masajeándole la polla cuando yo cogí la mano de Alfonso y se la coloqué encima de la suya siguiendo éste el movimiento rítmico que ella, tan acertadamente, le estaba marcando. Al darse cuenta de la situación John acaricio la polla de Alfonso intentando ponerla de nuevo tiesa  chupándola con la boca, los dos se pusieron a mamársela el uno al otro, siempre me había excitado mucho el imaginar que aquello llegaría a ocurrir, ver a mi marido con otro hombre fue realmente más excitante de lo que me había imaginado. Siguieron los dos con sus juegos mientras nosotras les mirábamos, Alfonso masajeó el rabo de John hasta que consiguió que eyaculara todo el semen que había acumulado durante toda la noche, salió con fuerza por encima de mi marido mojándole todo el dorso, la cara y la boca.

Aquella primera experiencia fue irrepetible. La verdad es que después de aquella aventura si bien hemos tenido muchas otras, lo cierto es que ninguna la hemos vivido de forma tan apasionante como estar los dos juntos follando con John y con Natasha.

 
(Autor/a: el nombre de la otra chica y el otro chico son ficticios) (reservados todos los derechos)

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