I
Con la intención de pasárnoslo bien mi marido y yo
decidimos explorar nuevas fantasías y hacerlas realidad, nuestra intención era
encontrar una chica guapa y sexy para que pudiéramos disfrutar los dos con
ella. Comenzamos nuestra búsqueda por multitud de chats, que fue infructuosa,
por cierto, porque por el camino encontramos de todo un poco excepto lo que
buscábamos. Así que dispuestos a descubrir nuestra sexualidad decidimos
arriesgarnos en ampliar nuestro perfil de exigencia y pasar de buscar solo chicas
a parejas que fueran más o menos de nuestra edad y que tuvieran nuestros
gustos. Conocimos mucha gente y lo
pasamos bien con algunas de ellas, los dos nos dimos cuenta de nuestra
bisexualidad y aprendimos a conocer nuestras debilidades, aprovechar nuestras
fortalezas y crear nuestra complicidad. Me gustaría compartir con vosotros una
aventura en especial que muchas veces nos hace viajar en el tiempo para
recordar lo bien que lo pasamos entonces.
II
Después de muchas noches de chatear y buscar algo
interesante en la página web de parejas a la que estábamos apuntados, un día
encontré una chica con la webcam conectada que no mostraba su cara y llevaba
una excitante bata de noche de leopardo con satín negro, su firme pecho estaba
casi al descubierto y dejaba ver un poco de sus largas y tersas piernas.
Extrañada, seguí interesada en aquella chica porque en esta página casi siempre
en los perfiles de parejas solían ser los chicos los que estaban conectados,
decido saludarla y para mi sorpresa me contesta con un "hola" un poco
frio, le pregunto si le apetece hablar conmigo y ella me contesta que sí, pero
en privado, y decidimos seguir la conversación por messenger.
Una vez conectadas empecé a chatear con ella con
curiosidad y a hacer las preguntas típicas
de este tipo de encuentro, la intención de las dos era saber si éramos
compatibles y al final parece que así fue, buscábamos lo mismo. Esa noche nos pusimos muy calientes las dos, nos enseñamos los pechos mientras nos
describíamos mutuamente lo que nos gustaría hacernos si estuviéramos juntas,
nos pusimos a tope de excitación pero decidimos que queríamos dejarlo para otro
día y conocernos los cuatro por chat y así fué. Esa noche antes de ir a la cama
le comenté a Alfonso sobre esta pareja, no parecían españoles por su forma de
expresarse, le describí a la chica y lo
caliente que nos pusimos, mi relato nos
puso a tono y terminamos enredados en la cama, disfrutando de un sexo
apasionado y lleno de fantasías.
Después de muchos días enviándonos mensajes e
intentando encontrar un hueco donde pudiéramos coincidir los cuatro, lo
logramos. Así que quedamos en el chat un
poco tarde porque teníamos que hacerlo después de meter en la cama a los niños
y ellos también a los suyos. Nos arreglamos y nos pusimos excitantemente guapos
para causarles buena impresión, ellos también estaban vestidos para la ocasión
y comenzamos la conversación de nuestro
primer ciber-encuentro. Primero chateamos nosotras, Natasha y yo, y luego
ellos, John y Alfonso, después de intercambiar impresiones mi chico estaba ya súper caliente, tenía la polla muy tiesa y nos pidieron a las
chicas que enseñáramos un poco y así lo hicimos. Empezamos enseñando los pechos
las dos muy sensuales, luego el tanga que mi marido me quitó y casi a penas sin
que yo me diera cuenta ya estaba desnuda delante de la cam, al igual que
Natasha que comenzó chupándole la polla a John. Era muy excitante ver que al
otro lado de la pantalla había dos personas que hacían el sexo y se excitaban
con nosotros, después de un rato, cuando
sentí que el pene de Alfonso estaba a punto de estallar, le bajé la cremallera,
le desabroché el pantalón y se la saqué mientras le masajeaba la punta lubricada
y suave, me levanté, me puse delante de
él, me di la vuelta y tras inclinarme hacia adelante me la metí en el coño que
lo tenía chorreando. Seguíamos los juegos de Natasha y John por la pantalla,
excitados por lo que nos mostraban no aguantamos mucho rato, nuestro nivel de
excitación era tan alto que nos pegamos una corrida que nos dejó sin fuerzas y
ellos también se corrieron con mucho ruido. Solo nos dio tiempo a despedirnos
de forma apresurada.
III
Puede experimentar otras veces esta primera
experiencia ciber-sexual pero no con tanta intensidad ni tan
excitantemente, yo antes no llegaba a
entender a la gente que practicaba el ciber-sexo dado que me parecía una forma
fría y demasiado poco morbosa de practicar el sexo. Después de unos días vi en
mi correo un mensaje de Natasha con su número de teléfono para que le llamara y
así lo hice. Fue una llamada muy rápida a media mañana, sin más comentarios
quedamos el sábado siguiente para cenar y conocernos en persona.
Ellos vivían un poco lejos de nuestra casa así que
lo arreglamos todo para dejar a los niños colocados y ponernos en camino
temprano. Quedamos en un pueblo cercano al suyo para tomar algo y como casi
siempre llegamos temprano, nos gustaba mucho vivir esos momentos antes de
conocerles, explorar el lugar y hablar sobre los límites que a veces nos
poníamos para que todo fuera bien. Cuando nos dimos cuenta del tiempo, era un
poco tarde, empezamos a mosquearnos, llegamos a pensar que no se presentarían
como ya nos había pasado con anterioridad con otras parejas, así que les llamamos
para saber el motivo de su tardanza y nos comentaron que estaban llegando. El
encuentro se produjo en una calle del pueblecito donde dejamos nuestro coche,
ellos nos invitaron al suyo para así poder ir los cuatro juntos. Recorrimos las calles del pueblo
buscando un sitio tranquilo donde poder hablar y John se decidió por un
restaurante que conocía pero estaba lleno aun así entramos, fuimos a la parte
baja y decidimos quedarnos, pedimos algunas cosas para picar y beber, durante
nuestra estancia allí hablamos de muchas cosas pero no sobre lo que nos
interesaba. Pagamos la cuenta y nos fuimos, al salir de allí ellos nos
preguntaron si queríamos ir a su casa a tomar una copa, mis ojos buscaron los
de Alfonso, vimos los dos en nuestras
miradas la respuesta, decidimos ir.
Fuimos hacia nuestro coche, nos subimos y les seguimos hasta su casa.
IV
Al llegar nos instalaron en el salón y nos
ofrecieron algo de beber, pusieron algunas cosas para picar, bajaron la luz y
él se encargó de poner algo de música, comenzamos a hablar y decidimos hacer
una partida de strip-póker, sentados en la alfombra. Como era de imaginar las chicas éramos las
que más prendas perdíamos así que en poco tiempo estábamos casi desnudas, solo
nos quedamos con los tangas, en cambio los chicos aún conservaban algo más de
ropa. El juego fue muy excitante, yo me fui poniendo cada vez más caliente
hasta que llegó el momento en que decidí romper el hielo y comenzar a juguetear
con Natasha con la mirada encendida de los chicos.
Le empecé a acariciar los senos, le bese el cuello,
luego mis gruesos labios se juntaron con los suyos, finos y suaves, sintiendo
el calor de su aliento y la respiración agitada que de su pecho salía, ella me
tocaba mis morenas e hinchadas areolas muy tímidamente, luego me levanté un
poco para que pudiera introducir mis pezones en su boca, me encantaba que los
chupara. Eché un vistazo de reojo a John y a Alfonso que estaban disfrutando
viendo todo lo que hacíamos sentados en el suelo encima de la alfombra negra
que nos sostenía a los cuatro, comenzaron a sacar sus miembros viriles que
estaban a punto de estallar dentro de sus calzoncillos y empezaron a
masajearlos como si se tratara de algo muy delicado, era muy provocador verles,
tanto que no pude esperar más y me abalancé sobre mi marido con ojos encendidos
de deseo. Lo besé y le pregunté si le gustaba el juego que habíamos empezado y
me contestó que sí, que se había puesto muy caliente, entonces yo di rienda
suelta a mi fogosidad. Natasha y John se juntaron en un largo beso aderezado
con sus manos juguetonas que tocaban todas las partes de sus cuerpos.
Nosotros mientras tanto continuábamos con nuestros
quehaceres sexuales. Después de un rato decidimos darle un poco de vidilla a
nuestro juego así que mi marido me dijo que me acercara a John, así lo hice
mientras tanto él fue por detrás de Natasha empezando a acariciarla, poco a
poco ellos se fueron acoplando a nosotros, yo terminé con John encima de un
sofá y Alfonso con Natasha en el otro.
Ver como mi marido y ella se abrazaban y se tocaban entrecruzándose sus cuerpos
con caricias, manoseos y besos, me estremeció produciéndome una sensación especialmente agradable que
antes no había sentido nunca. Les vi tocarse, palparse las nalgas y como mi
marido le metía la mano por dentro de su pequeño tanga mientras escuchaba sus
gemidos de placer, él le masturbaba su clítoris hinchado y excitado,
masajeándole al mismo tiempo la vulva e introduciéndole los dedos en la vagina,
todo ello me llenó de tanta excitación y deseo que me decidí a hacer algo que
nunca antes había hecho, fallarme al chico de la otra pareja.
V
Comencé a tocar y besar su polla tiesa y gruesa
mientras John me acariciaba las nalgas apretándolas y dándome placer, fue
entonces cuando yo sentí el ardiente impulso de sentir su polla bien metida
dentro de mi vagina, que me penetrara con su exuberante pene, se puso un
preservativo y me penetró con su verga, sentí mucho placer pero,
desgraciadamente, duró poco tiempo ya que él no estaba acostumbrado a usar
condones y me la sacó pidiéndome disculpas. Le dije, naturalmente, que no
pasaba nada y el continuó tocándose su pene poniéndoselo otra vez bien erecto.
John siguió masturbándose mientras daba instrucciones a Alfonso de cómo hacer
correr a Natasha. Después de un rato de gemidos y jadeos la anfitriona llegó al
clímax, cosa que me puso aún más caliente todavía. Entonces, tiré del brazo de
mi marido, le acerqué a mí, lo tumbé en
el suelo y me coloqué encima suyo
metiéndome su rabo dentro de mí, comencé a cabalgar y no paré hasta que
mi cuerpo y el suyo se estremecieron encontrándose en un orgasmo perfecto y
sudoroso.
Natasha se aferraba a John masajeándole la polla
cuando yo cogí la mano de Alfonso y se la coloqué encima de la suya siguiendo
éste el movimiento rítmico que ella, tan acertadamente, le estaba marcando. Al
darse cuenta de la situación John acaricio la polla de Alfonso intentando
ponerla de nuevo tiesa chupándola con la
boca, los dos se pusieron a mamársela el uno al otro, siempre me había excitado
mucho el imaginar que aquello llegaría a ocurrir, ver a mi marido con otro
hombre fue realmente más excitante de lo que me había imaginado. Siguieron los
dos con sus juegos mientras nosotras les mirábamos, Alfonso masajeó el rabo de
John hasta que consiguió que eyaculara todo el semen que había acumulado
durante toda la noche, salió con fuerza por encima de mi marido mojándole todo
el dorso, la cara y la boca.
Aquella primera experiencia fue irrepetible. La
verdad es que después de aquella aventura si bien hemos tenido muchas otras, lo
cierto es que ninguna la hemos vivido de forma tan apasionante como estar los
dos juntos follando con John y con Natasha.
(Autor/a: el
nombre de la otra chica y el otro chico son ficticios) (reservados todos los
derechos)